Eso es lo que siento
en este momento,
gratitud infinita
por todo lo que tengo
y por lo que perdí,
por lo que soy,
por vivir,
por la vida a través de mí.
Gratitud infinita,
felicidad plena,
las circunstancias sean cualesquiera.
Respirar, caminar, sentir,
observar, oler, escuchar,
reír, llorar, aprender,
abrazar, recibir, dar…
Agradecer.

La gratitud es una forma maravillosa de vivir. Solemos creer que dar las gracias tiene que ver con recibir algo bueno, pero más bien funciona al contrario. Una actitud de agradecimiento, por nada en particular y por todo, por el mero hecho de existir, atrae a tu vida más cosas buenas y además te reconforta en los malos momentos, mostrándote la enseñanza que hay detrás.
Practicar la gratitud, convertirla en un hábito – más allá de la simple fórmula de cortesía, se trata de algo mucho más profundo- es un camino seguro y directo a la felicidad, en tanto que aceptación de lo que es, calma y paz interiores, equilibrio, verdad. Agradecer es ir cavando en la mina de tu interior para acercarte cada vez más al oro puro que es tu ser esencial.
Ya he hablado en otras ocasiones sobre los beneficios de escribir un diario de gratitud. O una lista, no te llevará mucho tiempo. Escribe cada mañana al menos diez cosas que agradeces y haz crecer tu lista. Verás que tú también puedes sentir gratitud infinita.
¡Adelante!
Preciosas palabras para Olga.
Gratitud, hermosa palabra.
Os quiero.
Tati
Te quiero, mi Tati. Gracias infinitas para ti.